Aditivos quimicos: preservantes conservantes saborizantes colorantes

Todo lo que debes saber sobre los conservantes alimentarios

No todos ellos son dañinos para nuestra salud y son necesarios para que el alimento no se dañe demasiado rápido
CLAUDIA LORING
Actualizado a 19-04-2017 13:40
Seguro que recuerdas haber visto en la tele anuncios que concluyen con el eslogan “sin colorantes ni conservantes”. Indicaciones como esta, que nos transmiten una idea nociva de todo lo que suene a aditivo, parecen haber calado hondo en nuestro imaginario. Pero, ¿es posible evitar los conservantes completamente? ¿Son realmente peligrosos? Quizá no conozcamos lo suficientemente bien cuál es el papel de los conservantes y las diferencias que hay entre ellos.
Los conservantes son un aditivo que buscan preservar un alimento por más tiempo evitando su deterioro. Sus ventajas están claras, pues permiten al consumidor almacenar un producto durante más tiempo y a la industria alimentaria ponerlo en el mercado a través de un proceso de distribución que, si careciera de conservantes, sería prácticamente imposible de llevar a cabo en algunos casos.
Los conservantes son un aditivo que buscan preservar un alimento por más tiempo evitando su deterioro”

Tipos de conservantes
Existen dos maneras de preservar alimentos: de forma física o de forma química. La conservación física se refiere a un modo “natural” de preservar alimentos -el más común es la refrigeración-, mientras que la conservación química remite a la adición de ingredientes a un alimento con el fin de prevenir daños o cambios no deseados. Dentro de los tipos de aditivos que existen, se le considera un aditivo directo.

Entre la conservación química, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. distingue entre conservantes naturales (como el zumo de limón, la sal, o el azúcar) y conservantes artificiales, que son aquellos que habitualmente tenemos en la cabeza cuando se habla de conservantes. Y aunque nos parezca increíble, muchos de los conservantes naturales son fabricados sintéticamente para abaratar costes.

Los conservantes artificiales se dividen en tres grupos:
- Agentes antimicrobianos que destruyen bacterias o impiden el crecimiento de moho en los alimentos: benzoatos, sorbitos, propionatos, nitratos.

- Antioxidantes, como el sulfito, la Vitamina E (tocoferol), la Vitamina C (ácido ascórbico), hidroxianisol butilado, hidroxitolueno mutilado,

- Los agentes quelantes, entre los que se encuentran el ácido etilendiaminotetraacético disódico, el ácido cítrico y los polifostatos.

Pros y contras
Sin duda, la preocupación principal del consumidor es tomar un alimento en mal estado que pueda afectar a su propia salud, y, secundariamente, tomar un alimento que no conserve todas sus propiedades. ¿Cómo pueden afectar los conservantes al estado de nuestra salud y del propio alimento? ¿Sirven únicamente para prolongar el tiempo de consumo preferente o tienen otras ventajas que no conocemos?
Si no los usamos los microbios y la oxidación de los alimentos hace que estos se estropeen antes, por lo tanto, no da tiempo a su consumo, con lo que se acaba desechando”
ANA CHECA
Nutricionista
La nutricionista Ana Checa explica que gracias a los conservantes el alimento se mantiene durante más tiempo fresco y preserva mejor el sabor, controla el equilibrio ácido-básico y puede mejorar su aspecto. “Si no los usamos los microbios y la oxidación de los alimentos hace que estos se estropeen antes, por lo tanto, no da tiempo a su consumo, con lo que se acaba desechando. Ello conlleva a una pérdida económica”.
Por otro lado, tenemos los tan temidos efectos secundarios: “Los inconvenientes de los conservantes pueden ser la alteración del alimento, dependiendo del tipo de microorganismo que intervenga en su descomposición y de las condiciones de almacenamiento o conservación”. Este último es el punto determinante que puede afectar a nuestra salud de manera negativa, y lo único que podemos hacer para evitarlo es tener el máximo cuidado con la manipulación y conservación en nuestra cocina o almacén particular.

Los conservantes que debemos evitar
La solución más eficaz para evitarlos es conocer bien cuáles son los conservantes especialmente dañinos y fijarnos bien cada vez que elijamos un producto que nos haga dudar en un supermercado, pues todos los conservantes deben declararse en la lista de ingredientes de la etiqueta de un producto.
Ana Checa nos señala aquellos conservantes que pueden llegar a ser peligrosos: “El BHA o hidroxianisol butilado, un aditivo usado para preservar las grasas y utilizado desde panes hasta medicamentos, podría llegar a ser tóxico si se consume en grandes cantidades. También podrían serlo los nitratos, sustancia química natural en los vegetales de hoja y utilizada para la conservación de productos cárnicos procesados, que en exceso podrían ser cancerígenos al igual que el ácido benzoico, empleado en zumos, relacionado con provocar comportamiento hiperactivo”.
Los inconvenientes de los conservantes pueden ser la alteración del alimento, dependiendo del tipo de microorganismo que intervenga en su descomposición y de las condiciones de almacenamiento o conservación”
ANA CHECA
Nutricionista
Con estos consejos, seguramente tengamos un poco más clara nuestra manera de actuar ante los conservantes, y adoptar un término medio ante ellos: salvo algunas contadas excepciones, ni son tan fácilmente prescindibles como pudiéramos pensar ni son tan dañinos como pregonan algunas campañas publicitarias.
Entre los conservantes que pueden ser peligrosos para nuestra salud están el BHA y los nitratos”

Son perjudiciales los conservantes de los alimentos?
  Necesarios para mantener los alimentos y evitar el crecimiento de hongos y bacterias, también podrían dañar nuestra salud en grandes cantidades
Actualizado a 05-01-2017 16:29
En un momento en el que existe cierta quimiofobia o miedo al exceso de productos químicos en los alimentos, numerosos productos aseguran ser 100% libres de conservantes y aditivos u ofrecen alternativas más naturales.
Sin embargo, nunca antes ha habido tanta seguridad y regulación sobre los alimentos que ingerimos. Las fechas de caducidad nos indican su “vida útil” aunque, por otro lado, en muchos casos las fechas de vencimiento se han alargado gracias a ciertos conservantes para que puedan permanecer perfectos y con buena apariencia en las estanterías de los supermercados. Lo que nos lleva a preguntarnos qué son y si son malos o buenos para la salud.

¿Qué estropea la comida?
Antes de saber cuáles son estas sustancias que ayudan a conservar la comida, debemos entender que existen dos factores principales que causan el deterioro de los alimentos: los microbios y la oxidación. En el vídeo de TED “Are preservatives bad for you?”, Eleanor Nelson explica algunas de estas cuestiones.
A veces sucede que compras fruta (que suele durar poco) o cualquier otro alimento y en cuestión de días se te pasa sin haberla probado: las manzanas o plátanos se vuelven marrones y el pan o la mayonesa son devorados por una capa verde de moho.
Los microbios y la oxidación son los principales responsables del deterioro de los alimentos”
Se debe a que los microbios, como bacterias y hongos, invaden los alimentos y se alimentan de sus nutrientes. De hecho, algunos de ellos pueden ser los causantes de enfermedades tales como el botulismo o la listeria, mientras que otros tan solo aportan esas características tan desagradables como el olor pestilente que conquista tu cocina o un aspecto viscoso y mohoso.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU., el botulismo es “una enfermedad poco frecuente pero grave, causada por la bacteria Clostridium botulinum, que puede entrar al organismo a través de heridas o por ingerirla en alimentos mal enlatados o mal conservados”.
“Los alimentos que pueden estar contaminados son las verduras enlatadas en casa, carne de cerdo y jamón curados, el pescado crudo o ahumado, la miel o el jarabe de maíz, las patatas al horno cocinadas en papel aluminio, el zumo de zanahoria y el ajo picado conservado en aceite”, asegura el portal.
Mientras que la listeria o listeriosis, causada por Listeria monocytogenes, “puede encontrarse en una variedad de alimentos crudos, así como en alimentos procesados y hechos con leche no pasteurizada y crecer incluso dentro de las temperaturas frías de un refrigerador”. La oxidación “es un cambio químico en las moléculas del alimento accionadas por las enzimas o los radicales libres”, es decir, aquello que da ese color marrón tan característico a los alimentos.
El botulismo es una enfermedad poco frecuente, pero grave que puede entrar al organismo a través de heridas o por ingerirla en alimentos mal enlatados o mal conservados”
BIBLIOTECA NACIONAL DE MEDICINA DE LOS EE.UU.

¿Qué son los conservantes?
Los conservantes ayudan a prevenir este tipo de deterioro en los alimentos. No solo evitan que se reproduzcan dichos microorganismos y las frutas se vuelvan oscuras, también preservan el sabor de los alimentos horneados porque evitan que las grasas y los aceites se vuelvan rancios, controlan el equilibrio acidobásico de alimentos o mejoran su aspecto.
Sin embargo, eso no evita que haya cierta preocupación sobre los ingredientes artificiales que se añaden a los alimentos y sus posibles efectos secundarios. Según el vídeo de TED, conservantes como el BHA o hidroxianisol butilado, aditivo para preservar las grasas y utilizado desde en panes hasta en medicamentos, podría llegar a ser tóxico si se consume en grandes cantidades.
También podrían serlo los nitratos, sustancia química natural en los vegetales de hoja y utilizada para la conservación de productos cárnicos procesados, que en exceso podrían ser cancerígenos al igual que el ácido benzoico, empleado en zumos, relacionado con provocar comportamiento hiperactivo.
Por su parte, la Dra. Nogués, responsable de la Unidad de Nutrición del Centro Médico Teknon, asegura que “los conservantes son totalmente necesarios e imprescindibles para poder disponer de alimentos durante largos períodos” y que podemos estar tranquilos en cuanto a “nuestra legislación, ya que es lo suficientemente segura para que dichos conservantes no sean nocivos para la salud”.
Algunos conservantes como los nitratos podrían ser cancerígenos, si se consumen en grandes cantidades”
Aún así, afirma que es necesario que se haga un “buen uso de ellos” y eso no impide que ciertas personas muy sensibles “puedan presenten ciertas alergias o reacciones a éstos” o que se den “efectos secundarios si se consumen en grandes cantidades”. “Las consecuencias de no conservar bien los alimentos son mucho más nocivas que las de los propios conservantes, un botulismo puede ser mortal”, sentencia la Dra Nogués.
Además apunta que desde siempre se han utilizado remedios como la sal, el azúcar, la pimienta o el frío para mantener el buen estado de los alimentos. No obstante, este tipo de estrategias antimicrobianas, como el azúcar en las mermeladas o la sal en las carnes, también pueden conllevar problemas a largo plazo como la diabetes o la hipertensión.
Entonces, ¿existe alguna alternativa natural y sana? Tal y como informa el video, “algunos consumidores y empresas tratan de encontrar alternativas a estos productos químicos mediante el uso de nuevas técnicas de procesamiento, como la congelación rápida y sellado hermético”. Aunque los conservantes aún juegan un papel fundamental ya que pocos alimentos pueden permanecer bien durante mucho tiempo sin ellos.
Por su parte, la Dra. Nogués habla de métodos como el envase al vacío u otros más tradicionales como el “baño maría”, aunque advierte que “es fundamental saber limpiar y manipular bien los productos para no tener ningún problema”. Pero dichos métodos no son muy comunes en la mayoría de los hogares.
“Los conservantes son necesarios e imprescindibles para poder disponer de alimentos durante largos períodos y que podemos estar tranquilos en cuanto a nuestra legislación, ya que es lo suficientemente segura para que dichos conservantes no sean nocivos para la salud”
DRA. NOGUÉS
Responsable de la Unidad de Nutrición del Centro Médico Teknon
23/01/2017 - 12:12Clarin.com Buena Vida Salud
Salud
¿Los conservantes son malos para la salud?
Son indispensables para disponer de los alimentos por largos períodos. Consumidos en exceso, algunos pueden ser nocivos.
Los conservantes ayudan a postergar el deterioro y preservan el sabor de los alimentos. (TED-Ed)


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de Salud
En un momento en el que existe cierta quimiofobia o miedo al exceso de productos químicos en los alimentos, muchos productos aseguran ser 100% libres de conservantes y aditivos u ofrecen alternativas más naturales.
Sin embargo, nunca antes ha habido tanta seguridad y regulación sobre los alimentos que ingerimos. Las fechas de caducidad nos indican su “vida útil” aunque, por otro lado, en muchos casos las fechas de vencimiento se han alargado gracias a ciertos conservantes para que puedan permanecer perfectos y con buena apariencia en las góndolas de los supermercados. Lo que nos lleva a preguntarnos qué son y si son malos o buenos para la salud.

¿Qué estropea la comida?
Antes de saber cuáles son estas sustancias que ayudan a conservar la comida, debemos entender que existen dos factores principales que causan el deterioro de los alimentos: los microbios y la oxidación. En el video de TED “Are preservatives bad for you?” ("¿Los conservantes son malos para vos?), Eleanor Nelsen explica algunas de estas cuestiones.
A veces sucede que comprás fruta (que suele durar poco) o cualquier otro alimento y en cuestión de días se te pasa sin haberla probado: las manzanas o bananas se vuelven marrones y el pan o la mayonesa son devorados por una capa verde de moho.
Se debe a que los microbios, como bacterias y hongos, invaden los alimentos y se alimentan de sus nutrientes. De hecho, algunos de ellos pueden ser los causantes de enfermedades tales como el botulismo o la listeria, mientras que otros tan solo aportan esas características tan desagradables como el olor pestilente que conquista tu cocina, o un aspecto viscoso y mohoso.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE. UU., el botulismo es “una enfermedad poco frecuente pero grave, causada por la bacteria Clostridium botulinum, que puede entrar al organismo a través de heridas o por ingerirla en alimentos mal enlatados o mal conservados”.
“Los alimentos que pueden estar contaminados son las verduras enlatadas en casa, carne de cerdo y jamón curados, el pescado crudo o ahumado, la miel o el jarabe de maíz, las papas al horno cocinadas en papel aluminio, el jugo de zanahoria y el ajo picado conservado en aceite”, entre otras cosas, consigna el sitio.
Mientras que la listeria o listeriosis, causada por Listeria monocytogenes, “puede encontrarse en una variedad de alimentos crudos, así como en alimentos procesados y hechos con leche no pasteurizada y crecer incluso dentro de las temperaturas frías de un refrigerador”. La oxidación “es un cambio químico en las moléculas del alimento accionadas por las enzimas o los radicales libres”, es decir, aquello que da ese color marrón tan característico a los alimentos.

¿Qué son los conservantes?
Los conservantes ayudan a prevenir este tipo de deterioro en los alimentos. No solo evitan que se reproduzcan dichos microorganismos y las frutas se vuelvan oscuras, también preservan el sabor de los alimentos cocinados porque evitan que las grasas y los aceites se vuelvan rancios, controlan el equilibrio acidobásico de alimentos o mejoran su aspecto.
Sin embargo, eso no evita que haya cierta preocupación sobre los ingredientes artificiales que se añaden a los alimentos y sus posibles efectos secundarios. Según el video de TED, conservantes como el BHA o hidroxianisol butilado, aditivo para preservar las grasas y utilizado desde en panes hasta en medicamentos, podría llegar a ser tóxico si se consume en grandes cantidades.
También podrían serlo los nitratos, sustancia química natural en los vegetales de hoja y utilizada para la conservación de productos cárnicos procesados, que en exceso podrían ser cancerígenos al igual que el ácido benzoico, empleado en jugos que, consumido más de la cuenta, se lo vincula al comportamiento hiperactivo.
La doctora Nogués, responsable de la Unidad de Nutrición del Centro Médico Teknon, asegura que “los conservantes son totalmente necesarios e imprescindibles para poder disponer de alimentos durante largos períodos” y que podemos estar tranquilos sobre las normas que los regulan ya que son estrictas para que dichos conservantes no sean nocivos para la salud.
Aún así, afirma que es necesario que se haga un “buen uso de ellos” y eso no impide que ciertas personas muy sensibles “puedan presenten ciertas alergias o reacciones” o que se den “efectos secundarios si se consumen en grandes cantidades”. “Las consecuencias de no conservar bien los alimentos son mucho más nocivas que las de los propios conservantes: un botulismo puede ser mortal”, sentencia.
Además, apunta que desde siempre se han utilizado remedios como la sal, el azúcar, la pimienta o el frío para mantener el buen estado de los alimentos. No obstante, este tipo de estrategias antimicrobianas, como el azúcar en las mermeladas o la sal en las carnes, también pueden conllevar problemas a largo plazo como la diabetes o la hipertensión.
Entonces, ¿existe alguna alternativa natural y sana? “Algunos consumidores y empresas tratan de encontrar alternativas a estos productos químicos mediante el uso de nuevas técnicas de procesamiento, como la congelación rápida y sellado hermético”, comenta Eleanor Nelsen en su charla TED. Aunque los conservantes aún juegan un papel fundamental ya que pocos alimentos pueden permanecer bien durante mucho tiempo sin ellos.
(c) La Vanguardia.

Conozca los efectos dañinos de los preservantes en los alimentos
Viernes, 21 Julio, 2017 - 11:51 0 Comentarios Locales
En el programa Estación 103 de Radio Nacional, la nutricionista Daniela Martinelli, explicó algunos de los problemas que se producen cuando consumimos alimentos que tienen preservantes, colorantes y estabilizantes.
“Antes se comía más natural, ahora hemos cambiado y comemos más alimentos procesados y empaquetados. Estos productos tienen preservantes y conservantes para alargar el periodo de vida del alimento”, mencionó la especialista.
Entre los componentes más peligrosos en productos empaquetados o enlatados está la tartrazina, sustancia que genera el color amarillo en bebidas y dulces. “Se ha demostrado que este colorante aumenta las reacciones alérgicas, sobre todo la dermatitis”, declaró Martinelli
Además, la nutricionista mencionó que existen otros químicos sintéticos derivados del petróleo que son utilizados en gaseosas. Como consecuencia, pueden generar gastritis y cáncer.
Según Martinelli se puede consumir alimentos con preservantes, siempre y cuando no sean el elemento principal de nuestra alimentación.  “Si comemos frutas y verduras a diario contrarrestaremos los efectos de los químicos de la comida empaquetada”, dijo Martinelli.
/AF/

Comer carnes procesadas y embutidos eleva riesgo de males al corazón 
Productos contienen grandes cantidades de preservantes. Foto: Difusión T F G+ In 17:30. Lima, mar. 11. Incluir en nuestra dieta diaria el consumo de embutidos y carnes procesadas de manera cotidiana aumenta el riesgo de padecer enfermedades al corazón, advirtieron especialistas de EsSalud. El médico cardiólogo Johnny Siccha Martínez, del Hospital Pablo Bermúdez de EsSalud, explicó que dichos productos contienen grandes cantidades de preservantes, nitratos, sal y grasas saturadas que elevan la presión arterial e implican un alto riesgo de desarrollo de patologías cardíacas. El especialista puntualizó que como consecuencia de ello se puede padecer insuficiencias que inclusive podrían llevar a la muerte por ataque cardiaco de quienes se exceden en el consumo de estos alimentos. “Los nitratos que se emplean en los conservantes de los embutidos y las carnes procesadas incrementan las posibilidades de fomentar aterosclerosis, así como disminuir la tolerancia a la glucosa”, recalcó el cardiólogo de EsSalud. Dijo además que no es recomendable ingerir más de 25 gramos al día de los mencionados productos y sus variedades. Combinaciones nocivas Siccha agregó que para mantener un corazón sano y reducir las posibilidades de males cardíacos también se debe evitar combinar frituras o comida rápida -que contienen grasas saturadas, grasas trans, azúcares y sal en exceso- con bebidas gaseosas o excesivamente azucaradas, así como postres con niveles altos de azúcar.  “Estas combinaciones pueden incrementar en un 20% las opciones de sufrir un ataque al corazón”, aseveró el galeno, que recordó que el consumo de snacks, productos horneados azucarados ricos en carbohidratos, así como la margarina, también tienen efectos nocivos. Recomendaciones Para evitar complicaciones en la salud cardiaca, el especialista de EsSalud recomendó una alimentación saludable, balanceada y de bajas calorías; realizar actividad física de 30 a 60 minutos 5 días a la semana; eliminar el tabaquismo y reducir el consumo de alcohol. Asimismo, señaló que es importante controlar los factores de Riesgo Cardiovascular como: el sobrepeso, la presión alta, el colesterol y triglicéridos altos, asistiendo a chequeos médicos de forma permanente. (FIN) NDP/RRC Publicado: 11/3/2017 
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Essalud advierte que comer carnes procesadas y embutidos eleva riesgos de enfermedades al corazón
Consumir más de 25 gramos de estos productos, combinados además con gaseosas o bebidas azucaradas, podrían ocasionar males cardíacos   
11 Mar 2017 | 18:21 h
Redacción LR
Comer tantos alimentos elaborados con carnes procesadas y embutidos pueden ocasionarnos serios problemas con nuestro corazón.  Para el médico cardiólogo del hospital Pablo Bermúdez de Essalud, Johnny Siccha, la población debería evitar estos productos de su dieta diaria. 
El especialista puntualizó que dichos productos contienen grandes cantidades de preservantes, nitratos, sal y grasas saturadas, como consecuencia de ello se puede padecer insuficiencias que inclusive podrían llevar a la muerte por ataque cardiaco de quienes se exceden en el consumo de estos alimentos. 
“Los nitratos que se emplean en los conservantes de los embutidos y las carnes procesadas incrementan las posibilidades de fomentar aterosclerosis, así como disminuir la tolerancia a la glucosa”, recalcó el cardiólogo de EsSalud. 
Para evitar complicaciones en la salud cardiaca, el especialista de EsSalud recomendó una alimentación saludable, balanceada y de bajas calorías; realizar actividad física de 30 a 60 minutos 5 días a la semana; eliminar el tabaquismo y reducir el consumo de alcohol.

Alimentos Ultraprocesados
Claudia Cisneros
Hace tiempo que nos engañan. La gente empieza a darse cuenta. Pero si de verdad quieren enterarse qué basura nos venden como alimento: sospeche de todos los productos industriales (https://goo.gl/qMZTy5), de todos lo comestible envasado en grandes fábricas: galletas, chocolates, jugos, leches, papitas, chizitos, hotdogs, embutidos, enlatados, etc. Porque todo lo envasado está lleno de químicos: saborizantes, colorantes y preservantes. Preservantes para que el producto dure más desde que sale de la fábrica y transita la cadena comercial hasta llegar al quiosco, tienda, ambulante o mercado donde lo compras. Colorantes y saborizantes para que tenga el mejor gusto al paladar. La ciencia es una herramienta útil para mejorar la calidad de vida, pero algunas instancias de la ciencia también han sido penetradas por la corrupción. Las industrias les pagan a científicos para dar con la fórmula de los saborizantes más adictivos a nuestras papilas. Hay toda una industria paralela de perversos científicos que por dinero subordinan la salud de la gente con tal de complacer a la industria y sus socios en el engaño, los publicistas. Pocos saben, por ejemplo, que hacia 1960, la industria del azúcar pagó a tres científicos de Harvard para que relativizaran el daño que causaba el azúcar en la salud humana. Su investigación se publicó en un importante Journal médico y tuvo una gran influencia en las recomendaciones sobre nutrición en las siguientes décadas, en EEUU y el mundo.
Pero también hay muchas investigaciones que nos advierten. El año pasado se supo que aditivos comunes de alimentos producen cáncer de colon en ratones https://goo.gl/RGMPax o que un estudio grande encontró relación entre las bebidas dietéticas (aspartamo o sacarina), la demencia y los accidentes cerebrales https://goo.gl/jN6UdS.
En el Perú la industria de alimentos lleva años presionando para evitar la vigencia de la Ley de Alimentación Saludable. Tienen aguantada la reglamentación. Recuerdo que, cuando en 2012 se empezó a discutir públicamente el Proyecto de Ley 30021, Diresa indicaba que el 22% de niños entre 5 y 12 años tenían obesidad y 23%, sobrepeso; lo mismo con el 51% de jóvenes. La OPS (Organización Panamericana de la Salud) inició una campaña porque los índices en la región eran alarmantes. Yo trabajaba en Canal 5, donde se invitó a “debatir” a Alejandro Daly, de la Sociedad Nacional de Industria (SNI) y a una supuesta nutricionista independiente, Milagros Agurto. Fue vergonzoso ver cómo Agurto había sido contratada por la SNI y defendían lo mismo.
Como se ve en la entrevista https://goo.gl/zgWW35, quedaron iracundos ante mis preguntas y acotaciones informadas. Ambos se quejaron a la gerencia del canal y Anchorena (gerente comercial) me llamó a su oficina para decirme que había llegado una queja formal de la SNI que ponía en riesgo a anunciantes del canal. Le respondí que a mí me habían contratado para hacer periodismo, no para conseguir auspicios. Y que si me demostraba que yo había errado en la información, okey, pero que no pidiera que yo hiciera su trabajo, que el mío era informar con veracidad.
Pese al lobby, la Ley 30021 fue aprobada por Humala tres días antes de acabar su gobierno (no se atrevió antes) pero el reglamento quedó pendiente y Zavala lo tiene secuestrado hasta hoy, favoreciendo a industriales y perjudicando a peruanos. Los industriales y sus defensores (como Heresi) tienen el desparpajo de aducir que el reglamento no está bien, pero esa gran mentira fue desmentida por el Colegio de Nutricionistas. Los industriales presionan porque la ley los obligará a decirnos qué porquerías y mentiras disfrazan en sus etiquetas y publicidad.
Mientras tanto, es simple: dejen de comprar basura ultraprocesada por ahorrarse tiempo o plata. Les saldrá más caro en cuentas médicas cuando tengan presión alta, diabetes, cáncer. Cambiar de hábito no es fácil, pero es lo que nos asegura mejor vida. Mientras menos intervenido químicamente el producto, es más natural. Mientras más cantidad de ingredientes que no entiendes tenga la etiqueta, más químicos tiene. Mientras más dure un producto sin estropearse fuera del refrigerador, más preservantes tiene. Que no nos vengan con el cuento de la libertad económica, que esta no puede estar por encima de la salud y la información oportuna, entendible y transparente para una libre elección.

Cómo un verdadero chocolate hace un cerebro saludable
Estudio halló que este manjar favorece la función cognitiva. Debes leer la etiqueta para asegurarte de que la pasta de cacao sea el principal ingrediente.
Redacción
El chocolate, entendido como aquel que tiene al menos 35 % de pasta de cacao, no debe ser consumido con sentimiento de culpa. Una investigación encontró que el consumo de este "manjar" al menos una vez a la semana, favorece la función cognitiva, es decir, la capacidad que está relacionada con los procesos de aprendizaje y de memoria.
El estudio publicado en mayo del 2016 en la revista Appetite analizó a 968 participantes, de 23 a 98 años de edad, todos ellos medidos a través de pruebas neuropsicológicas y cuestionarios en los que se preguntaba la frecuencia de la ingesta: nunca, en raras ocasiones, una vez por semana, de dos a cuatro veces a la semana, de cinco a seis veces a la semana o una vez o más cada día.
La función cognitiva, en tanto, fue medida por medio de tareas que pusieron a prueba la memoria visual-espacial y organización, la memoria de trabajo (la capacidad de procesar información nueva y existente), la memoria verbal (la capacidad para recordar palabras y otros factores relacionados con el idioma), el escaneo y el seguimiento (la capacidad para enfocar objetos específicos).
La revisión refiere que esta asociación entre la salud de las funciones cerebrales y la ingesta de chocolate se reveló recién hasta 18 años después.
Los participantes fueron personas libres de demencia y se tomó en consideración la edad, sexo, educación y cuestiones de salud como presión arterial, niveles de colesterol, glucosa en sangre, ingesta de alcohol y el consumo total de calorías.
El chocolate bitter, caracterizado por su sabor más amargo, tiene una concentración de 60 % a más de pasta de cacao. 
El chocolate bitter, caracterizado por su sabor más amargo, tiene una concentración de 60 % a más de pasta de cacao. | Fuente: RPP | Fotógrafo: Getty Images
El poder del chocolate 
La pasta de cacao, que debe ser el ingrediente número uno del "verdadero chocolate", está compuesta por unas sustancias que explican estos beneficios en la capacidad cognitiva. "No es que van a aumentar la inteligencia, sino que permiten a la persona aprender mejor", aclara la nutricionista peruana Sara Abu Sabbah. 
1. Anandamida. "Ayuda a mantenernos con un buen ánimo y beneficia la voluntad para aprender, que requiere de tres cosas: tener la capacidad para atender, motivación y concentración". 
2. Teobromina. "Contribuye al estado de alerta, a estar atento y concentrado". 
3. Flavonoides. "Son sustancias que tienen capacidad antioxidante, ayudan a mantener en buen estado las membranas que tienen que ver con las neuronas o cualquier célula". 
Pero la especialista reitera que estas bondades del chocolate las hallamos cuando tiene al menos un 35 % de pasta de cacao, no manteca de cacao ni masa de cacao. El tipo negro o bitter es el más recomendado y se caracteriza porque es más amargo, ya que tiene menos niveles de azúcar y mayor concentración de cacao (60 % a más). "Hay que leer la etiqueta, de lo contrario estamos consumiendo una golosina con sabor chocolate", insiste Abu Sabbah. 
Según Georgie Crichton, del Centro de Investigación de Fisiología Nutricional de la Universidad del Sur de Australia y uno de los autores del estudio, los hallazgos indican que los beneficios no pueden restringirse solo a las variedades oscuras de chocolate. 
Sin embargo, anota Abu Sabbah, cuando hablamos del chocolate blanco o el que lleva leche, hay que corroborar también en estos casos, que sea un "verdadero chocolate" y que del 100 % de los ingredientes, la mayor parte no sea copada por azúcar, saborizantes o colorantes u otros aditivos. 
¿Cuánto y cómo comer? 
"Hasta 30 gramos por vez, con una frecuencia de una a tres veces a la semana es más que suficiente", aconseja la nutricionista. 
Una porción más que suficiente es hasta 30 gramos de chocolate por vez, con una frecuencia de máximo tres veces a la semana.
Excedernos en esta porción, puede implicar más calorías y -por ende- un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad. "El chocolate tiene sus aceites, y algunos tienen una concentración regular de azúcares". 
Además de las barras que solemos comprar en los quioscos, es muy buena idea beber por la mañana una taza de chocolate caliente a base de cacao puro, porque es energético y beneficia tanto en verano como en invierno. "Hay que prepararlo en lo posible con poca azúcar y de preferencia con leche descremada".
Otra opción es la preparación de galletas caseras o tomar una taza de leche y dejar caer sutilmente ralladura de pasta de cacao. ¡Es cuestión de ser creativos!

 29 de Marzo de 2014 - 02:14 PM
Lo que debe saber de los productos ultra-procesados
Según el ‘Perfil nacional de consumo de frutas y verduras’ del Ministerio de Salud y Protección Social, las personas aún tienen camino por recorrer cuando se trata del con-sumo de productos saludables.
Tomada de larepublica.co
Lo que debe saber de los productos ultra-procesados(Foto: Tomada de larepublica.co)
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Cifras, como que solo 22% de los colombianos consume frutas enteras diariamente o que 2 de cada 10 de entre 5 y 62 años ingieran un paquete de frituras al día, demuestran qué tanto hay que avanzar en este tema.
Esta problemática es el tema principal del tercer Seminario Manejo Interdisciplinario de la Obesidad, que reúne hasta hoy a expertos en Nutrición de EE.UU., Canadá, Brasil, México, Chile y Colombia. Una de ellas es Diana Parra, investigadora colombiana de posdoctorado en el Centro de Estudios Epidemiológicos en Salud y Nutrición de la Universidad de Sao Paulo, quien explicó que una de las razones por la que la población no se alimenta bien es por los productos ultra-procesados.
“Las gaseosas, dulces, paquetes, embutidos, son ultra-procesados que afectan la salud por su alto contenido de azúcar, sal, entre otros. Pedir la eliminación de estos productos es una meta irreal, sobre todo por el ritmo de vida agitado actualmente. Sin embargo, en la medida de lo posible cuando se compren paquetes para picar, prefirieran las nueces, los frutos secos o las frutas deshidratadas”, dijo Parra.
¿Qué son los alimentos ultra-procesados?
Cuando se habla de productos ultra-procesados se hace referencia a formulaciones de ingredientes y sustancias derivadas de alimentos que son en su mayoría creados en laboratorios y que tienden a reemplazar comidas frescas y platos recién elaborados.
Estos productos o alimentos tienen usualmente un elevado contenido de azúcar, grasas saturadas y sal, mientras que por otro lado son bajos en fibra y otros micronutrientes esenciales como el calcio y el hierro.
Son producidos con aceites hidrogenados, azúcares y almidones modificados,. Así mismo, contienen emulsificantes, solventes, aglutinantes, endulzantes artificiales, saborizantes, colorantes, estabilizantes, y preservativos. Expertos de la Universidad Nacional de Colombia aseguran que los productos procesados, envasados y enlatados suelen tener más cantidades de este compuesto que los alimentos recién preparados.
¿Qué cantidad hay en Colombia?
De acuerdo a un estudio realizado como parte del informe de consumo de la Encuesta Nacional de Nutrición (ENSIN 2005), las cifras más recientes que se tienen al respecto, 33.5% del aporte energético de las familias colombianas proviene de productos ultra-procesados.
Lo que esto significa es que los colombianos todavía concentran más de la mitad de lo que comen en el segmento de productos naturales o mínimamente procesados, pero esto tiende a empeorar a medida que el país se integra a economías de mercado mundiales y sigue las tendencias de países como Estados Unidos y Canadá. Por ejemplo, con la llegada y proliferación de cadenas de comidas rápidas al país, o la proliferación de la venta de bebidas gaseosas.
Según una encuesta realizada en 2010, 15,2% de los colombianos entre 5 y 64 años de edad consume diariamente alimentos de paquete; 22,1% gaseosas o refrescos; y 36,6% golosinas o dulces.
¿Cuál es el riesgo de comer estos alimentos?
Muchos de los ingredientes utilizados para la elaboración de productos ultra-procesados han sido asociados con la ganancia de peso y con el desarrollo de otras enfermedades cardiovasculares e incluso de algunos tipos de cáncer.
Algunos de esos componentes que son nocivos para la salud son, por ejemplo, el glutamato monosódico, el hidróxido de amonio, la tartrazina (un colorante artificial), y el dióxido de silicio entre otros.
Adicionalmente, una de las características más cuestionadas de los ultra-procesados es que estos productos son diseñados para ser súper apetecibles y muchos de ellos generan hábitos de consumo frecuente (pudiera considerarse como adictivos) y son publicitados muy agresivamente sobre todo en los niños y adolescentes, generando consumidores fieles de por vida.
¿Existe una regulación en el país para este tipo de alimentos?
Desafortunadamente, en Colombia aún no existen regulaciones para este tipo de productos. En México acaban de implementar un impuesto a las bebidas y a los snacks que sobrepasan el límite recomendado de densidad energética. Eso es un primer paso. De igual manera, en otro mercado de la región latinoamericana, en Chile, están implementando una regulación para controlar la publicidad y el mercadeo de este tipo de productos sobre todo en la población infantil, conocida como la Ley Súper 8.
No obstante, debido a la presión económica que representan las empresas del sector de alimentos, se han presentado diversos inconvenientes con la implementación y regulación de esta normativa, debido al fuerte cabildeo que ha llevado a cabo la industria de alimentos ultra-procesados.
¿Cómo un consumidor puede identificar estos productos?
Los llamados ultra-procesados son productos que vienen listos para el consumo y, por lo general no requieren ninguna preparación.
Están por ejemplo: el dulce industrial, los snacks y las comidas que se comercializan en paquetes (tanto salados como dulces), las gaseosas, las golosinas, el pan blanco, los productos de carne reconstituidos como los embutidos, la pizza congelada, los cereales de desayuno con alto contenido de azúcar, las sopas y pastas instantáneas y, en general, las comidas listas para consumir como las comidas rápidas.
Aunque no hay una fórmula exacta para identificar la cantidad de ingredientes o componentes que poseen los alimentos ultra-procesados, lo que sugieren los expertos en Nutrición es que el consumidor lea la etiqueta nutricional de los productos. La idea es que se disminuya o evite el consumo de productos que tienen un alto grado de azúcar, sodio, entre otros.
La opinión
Diana Parra
Investigadora colombiana en salud pública
“En la medida de lo posible, cuando se compren cosas de paquete para picar, prefiera las nueces, los frutos secos o las frutas deshidratadas”.

La obesidad de los ricos y los pobres
Redacción 05.11.2015 / 03:47PM 
En la actualidad, el entorno de los alimentos explota las vulnerabilidades biológicas, psicológicas, sociales y económicas de las personas, por lo que es más fácil para el público consumir alimentos poco saludables. Ese especial entorno refuerza entonces las preferencias y demandas por alimentos de baja calidad nutricional, el cual, a su vez, aumenta la oferta y consumo de alimentos poco saludables. Ese círculo vicioso solo podrá romperse con firmes e inteligentes medidas regulatorias de los gobiernos, un mayor esfuerzo de la industria y un sólido compromiso de la sociedad civil.
Esa es la conclusión de una serie de importantes artículos publicados recientemente en la prestigiosa revista The Lancet International, en la que se analizan los patrones de consumo de alimentos de 4.500 millones de personas en 187 países.
En estos días que se discute el futuro de la alimentación de los niños y adolescentes en el Perú, pensamos que es necesario dejar de mirarse el propio ombligo y empezar a examinar el cuadro general del estado de nutrición mundial. Los artículos publicados en The Lancet nos dan un excelente panorama de lo que podría pasarle al Perú y otros países latinoamericanos si no se toman las medidas correctivas en la alimentación de la población.
El estudio tienen dos conclusiones importantes, la primera es que el consumo de alimentos saludables está aumentando, especialmente en los países ricos. La segunda es que el consumo de alimentos no saludables está aumentando en un grado mucho mayor que el de de los alimentos saludables, especialmente en países pobres y de medianos recursos como el Perú. Es decir que mientras que los países ricos están saliendo del problema de una alimentación no saludable, los países pobres están metiéndose cada vez más en él.
Viene entonces aquí el primer concepto importante: ¿qué es un alimento saludable?
Se considera que un alimento es saludable cuando tiene un correcto balance de los cinco principales grupos nutricionales: granos, frutas y vegetales, proteínas, lácteos y grasas y azucares.
La Organización Mundial de la Salud hace las siguientes recomendaciones con respecto a la alimentación de poblaciones e individuos:
Debemos apuntar a un equilibrio energético y un peso corporal saludables.
Debemos limitar nuestro consumo de energía total proveniente de las grasas. Hay que preferir grasas insaturadas y poco saturadas.
Debemos aumentar nuestro consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos.
Debemos consumir la menor cantidad de azúcares simples posible.
A la vez que aseguramos el consumo de sal yodada, debemos limitar nuestro consumo de sal.
Viene entonces ahora el segundo concepto importante: ¿de dónde deben obtenerse esos alimentos balanceados y nutritivos?
Pues hasta la mitad del siglo pasado, había una única respuesta a esa pregunta, los elementos nutricionales fundamentales solo se obtenían de productos animales y vegetales naturales, es decir de fuentes de alimento “que estuvieron vivas” hasta antes de cosecharlos o sacrificarlos para el consumo. Las amas de casa cocinaban todos los días, los productos eran frescos y las comidas naturales.
Pero desde mediados del siglo pasado, especialmente en los países ricos, la gente empezó a obtener sus elementos nutritivos de los llamados alimentos procesados y ultra procesados, los cuales llenan las estanterías de todos los supermercados del mundo.
No todos los alimentos procesados son iguales. Distingamos tres tipos:
Están desde los mínimamente procesados, en la que los ingredientes siguen siendo naturales, pero se han hecho algunos “procesos” por conveniencia. Algunos ejemplos son las frutas y verduras picadas, las nueces y maní en bolsas o el café.
Los alimentos medianamente procesados son aquellos en los que los ingredientes naturales ya han sido convertidos en algo nuevo y diferente. Por ejemplo, el trigo se convierte en harina y de él se hace el pan, las galletas, los fideos, o los queques. Del mismo modo de la leche se obtiene el queso y el yogurt. Otro ejemplo es el de la carne, que se muele y de la cual se obtienen las hamburguesas, el cacao, del que se obtiene una pasta para hacer chocolates y las papas cortadas y listas para ir al horno y convertirse en papas fritas. Estoy seguro que al leer esta lista de alimentos medianamente procesados, usted está diciendo: pero que tienen de malo esos productos, si contienen productos naturales.

Pues, como decía Cantinflas, ahí está el detalle. Ahí radica el centro del debate que vive en este momento el Perú y que se vive ya en otros países del mundo. La disputa radica en la cantidad y la calidad de los ingredientes adicionales que se le agregan a esos alimentos medianamente y altamente procesados para que puedan conservarse largo tiempo en almacenamiento, para que tengan cierta textura, color o sabor que los haga más atractivos, sobre todo a los niños. Ahí empezamos a hablar de grasas trans (que en el reglamento peruano han quedado misteriosamente fuera del documento) y de la cantidad de azúcar, sal y grasa que tienen esos alimentos procesados para que sean atractivos para el consumo público. En el reglamento peruano se han adoptado los límites de la Organización Mundial de la Salud, los cuales no quieren ser reconocidos por la industria nacional llegando a insultar la inteligencia de los peruanos al comparar el contenido de grasa de un producto químicamente manufacturado como una barra nutricional con la de un huevo natural.
El tercero es el de los altamente procesados, conocidos popularmente como “comida chatarra”. En estos, ya no se encuentran ingredientes naturales pues estos productos están “químicamente confeccionados” y tienen colorantes, saborizantes, preservantes, edulcorantes y sus engañosas etiquetas dicen “100 por ciento natural” o “con sabor a”. Allí están las barras energéticas, los cereales excesivamente azucarados y de colores, las galletas rellenas de productos cremosos químicamente manufacturados, los queques de colores cubiertos de pegajosas cremas repletas de azúcar, los caramelos y chocolates que muchas veces ni tienen pasta de cacao natural, los pedazos de pollo frito llamados “chicken nuggets” que tienen la fama de que si se dejan a la intemperie nunca se pudren. Aquí están también los alimentos listos para poner al horno como los “macaroni con queso” y que para leer su lista de ingredientes hay que haber llevado cursos de química en la universidad. Aquí están también las bebidas gaseosas y no gaseosas con altísimos contenidos de azúcar y otros ingredientes.
¿Se da cuenta, como en los últimos sesenta a setenta años el mundo ha ido de lo natural a lo artificial en lo que se refiere a la alimentación? Pero ¿se da cuenta también como, de acuerdo al artículo de The Lancet, los países que empezaron con este problema están empezando a deshacerse de él, mientras que los países pobres como el Perú, con la ayudita de políticos desinformados y de una agresiva industria, están recién empezando?
El artículo de The Lancet dice también que los niños en Estados Unidos consumen ahora 200 calorías diarias más de las que consumían en 1970. Eso equivale a un gasto extra de 400 dólares por año por niño en ese país, lo cual suma una ganancia de 20.000 millones de dólares por año para la industria. ¿Se da cuenta porque la industria pelea con uñas y dientes cualquier ley de alimentación saludable en el Perú o en América Latina?
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, en el año 2014, el 39 por ciento de la población mundial ya tenía sobrepeso y el 13 por ciento ya tenía obesidad y en el 2013, 42 millones de niños menores de 5 años ya tenían sobrepeso u obesidad. Tim Lobstein, de la Federación Mundial de Obesidad dice que la industria tiene un especial interés en apuntar a los niños porque acostumbrarlos desde chiquitos a los sabores de esos productos los convertirá en consumidores leales por el resto de sus vidas. Al respecto, ¿se ha dado cuenta de la enorme cantidad de propagandas de comida chatarra dirigida a los niños? Y por si no lo sabía, en el 2007 la venta de alimentos procesados para niños subió de 13.700 millones a 19.000 millones de dólares anuales.
El artículo de The Lancet concluye llamando a una supervisión y regulación más estricta de la oferta de alimentos, incluyendo un código internacional de comercialización de alimentos para proteger la salud de los niños. Debe regularse también, dicen, la calidad nutricional de los alimentos en las escuelas, aumentar los impuestos sobre los alimentos no saludables, subsidiar los alimentos saludables para las familias más pobres e implementar un etiquetado de los alimentos que sea claro y de fácil entendimiento para el usuario, lo cual obligaría a la industria a producir alimentos más sanos.
Al respecto, que envidia con el Ecuador amable lector, ellos tienen un sistema clarísimo de etiquetado de alimentos, el cual está basado en un simple semáforo de luz verde, ámbar y roja para darse cuenta del contenido de sus ingredientes. Entristece también que las industrias peruanas que comercializan sus productos en el Ecuador tengan esas claras etiquetas para nuestros vecinos del norte, mientras que al mismo tiempo las niegan para su propia gente. ¿Cuál será la razón de ese doble estándar?